El miércoles, 18 de Noviembre, TPA emite una nueva entrega de "Después del Mar-2", la serie dedicada a la emigración asturiana elaborada por la Productora de Programas del Principado y Queyehó.
Acompañados de un matrimonio de Tineo, María Luisa y José Manuel, recorreremos las zonas más atractivas de Sydney, incluida la playa de Bondi, paraíso internacional de surfistas. El hijo de ambos, Richard, es un joven policía nacido en Australia, al que un día su abuela le regaló una gaita. Hoy sigue tocando ese instrumento, como nos demuestra en una espectacular imagen grabada en plena bahía. Uno de los momentos más emotivos del capítulo corre a cargo de José Antonio Bertrand. Actualmente vive en una residencia de ancianos y recuerda los duros motivos que le obligaron a salir de Oviedo tras la guerra civil española. Mucha emoción también en la peculiar historia de Pilar, quien a punto de cumplir noventa años considera que su último viaje a Asturias, hace unos meses, supuso el adiós definitivo a su tierra. Sin embargo para Alejandro Fernández y su mujer María Luisa, ya jubilados los dos, a partir de ahora el viaje será de ida y vuelta entre el lugar en el que nacieron y el país al que llegaron sin saber ni una sola palabra de inglés. El minero Ramón Celorio tuvo una causa moral para emigrar: no quería traicionar a sus compañeros durante las huelgas de los años sesenta.
Ser madre soltera en un pueblo pequeño de la España de los cincuenta no era fácil. Lo sabe muy bien Josefina González, la primera asturiana que emigró a Melbourne. Lo hizo para escapar de aquella situación. Su vida ha cambiado mucho en ese tiempo. Ahora mira hacia atrás y piensa que su decisión ha merecido la pena. También en Melbourne, Antonio Carrio, natural de Llano de Con, tiene hoy una granja de pollos y nos conduce a un hermoso paisaje en el que encontraremos viviendo en libertad al animal más emblemático de Australia: el canguro. La gijonesa Pilar Díaz llegó a esa ciudad para casarse. Su alegría se vio truncada al fallecer su marido y tener que sacar ella sola adelante a sus dos hijos. Olvido Espinas, presidenta del Grupo Principado de Asturias de Melbourne, nos muestra los rincones más destacados de la ciudad y habla de la presencia de nuestros paisanos en esa lejana tierra. El testimonio de Joaquín Álvarez es muy singular: De emigrante cuando era niño ha pasado a ser el máximo responsable de inmigración en el estado de Victoria.
Acompañados de un matrimonio de Tineo, María Luisa y José Manuel, recorreremos las zonas más atractivas de Sydney, incluida la playa de Bondi, paraíso internacional de surfistas. El hijo de ambos, Richard, es un joven policía nacido en Australia, al que un día su abuela le regaló una gaita. Hoy sigue tocando ese instrumento, como nos demuestra en una espectacular imagen grabada en plena bahía. Uno de los momentos más emotivos del capítulo corre a cargo de José Antonio Bertrand. Actualmente vive en una residencia de ancianos y recuerda los duros motivos que le obligaron a salir de Oviedo tras la guerra civil española. Mucha emoción también en la peculiar historia de Pilar, quien a punto de cumplir noventa años considera que su último viaje a Asturias, hace unos meses, supuso el adiós definitivo a su tierra. Sin embargo para Alejandro Fernández y su mujer María Luisa, ya jubilados los dos, a partir de ahora el viaje será de ida y vuelta entre el lugar en el que nacieron y el país al que llegaron sin saber ni una sola palabra de inglés. El minero Ramón Celorio tuvo una causa moral para emigrar: no quería traicionar a sus compañeros durante las huelgas de los años sesenta.
Ser madre soltera en un pueblo pequeño de la España de los cincuenta no era fácil. Lo sabe muy bien Josefina González, la primera asturiana que emigró a Melbourne. Lo hizo para escapar de aquella situación. Su vida ha cambiado mucho en ese tiempo. Ahora mira hacia atrás y piensa que su decisión ha merecido la pena. También en Melbourne, Antonio Carrio, natural de Llano de Con, tiene hoy una granja de pollos y nos conduce a un hermoso paisaje en el que encontraremos viviendo en libertad al animal más emblemático de Australia: el canguro. La gijonesa Pilar Díaz llegó a esa ciudad para casarse. Su alegría se vio truncada al fallecer su marido y tener que sacar ella sola adelante a sus dos hijos. Olvido Espinas, presidenta del Grupo Principado de Asturias de Melbourne, nos muestra los rincones más destacados de la ciudad y habla de la presencia de nuestros paisanos en esa lejana tierra. El testimonio de Joaquín Álvarez es muy singular: De emigrante cuando era niño ha pasado a ser el máximo responsable de inmigración en el estado de Victoria.
Imágenes: Richard López, hijo de asturianos, tocando la gaita en la bahía de Sydney; Olvido Espinas, presidenta del Grupo Principado de Asturias de Melbourne; Joaquín Alvarez, de niño asturiano emigrante, a director general de Inmigración del estado de Victoria; Ramón Celorio, un minero asturiano que lleva casi cincuenta años en Sydney; José Antonio Bertrand, de Oviedo, ante el emblemático Teatro de la Opera de Sydney, edificio que aún no existía cuando él llegó a la ciudad.
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